Me especializo en el cuidado del riñón, tanto en su estado sano como en el enfermo, incluyendo el riñón trasplantado y el donante renal. Mi objetivo principal es la prevención y tratamiento de la enfermedad renal crónica en sus cinco etapas, para evitar que los pacientes lleguen a necesitar hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante.
Mi enfoque es exhaustivo: busco agotar todas las opciones de tratamiento para evitar que los pacientes lleguen a la diálisis, siempre garantizando un diagnóstico preciso y un trato profesional. En casos graves, me esfuerzo por mejorar la situación en menos de 3 meses, y en casos leves, en menos de 7 días.
Cuando el tratamiento de diálisis o trasplante es necesario, me especializo en el seguimiento y control de las complicaciones asociadas a estas terapias, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de mis pacientes.
En los pacientes trasplantados, mi meta es prevenir y tratar el rechazo del injerto, evitando que, en lo posible, tengan que volver a depender de la diálisis.
Para lograr estos objetivos, realizo una evaluación detallada en cada consulta, basada en un interrogatorio extenso, el análisis de los resultados de laboratorio (sangre y orina) y estudios especiales según sea necesario. Todo esto lo complemento con la interpretación de los resultados de la ecografía renal.
Cada paciente es único, por lo que el tratamiento debe ser individualizado, especialmente en casos de enfermedad renal, que tiene cinco etapas distintas y cada una requiere cuidados especiales. Como nefrólogo, también me especializo en el tratamiento de enfermedades sistémicas (como lupus, artritis, enfermedad de Fabry, sepsis, cáncer de cualquier tipo, hipertensión) y metabólicas (diabetes, ácido úrico elevado, dislipidemia, entre otras) que pueden dañar los riñones. Además, ajusto las dosis de medicamentos en pacientes con función renal reducida (menos del 60%).